9 junio, 2020

«¿Estamos mejor preparados para el CALOR o el FRÍO?«
Foto de Sergio Padura.
El Frío
En un post anterior, estudiamos los mecanismos que tiene el cuerpo para disipar calor. En este vamos a analizar cómo respondemos ante el frío.
Las condiciones más extremas en cuanto a la pérdida de calor corporal se darán en un ambiente frío, húmedo y con viento. Algo que debes tener en cuenta al estudiar el parte metereológico.
Los sujetos que tienen un elevado porcentaje graso poseen una mayor ventaja para luchar contra el frío. Por este motivo, las mujeres al tener más grasa que los hombres lo toleran mejor.
La Hipotermia se denomina al descenso de la temperatura del cuerpo por debajo de lo normal. Se puede producir al pasar demasiado tiempo sumergido en agua fría, o expuesto a fuertes vientos y/o llevando la ropa inapropiada. Los signos de la hipotermia son: la incoordinación muscular y confusión mental. Debemos evitarla a toda costa porque echaría por tierra nuestro rendimiento.
Mecanismos del cuerpo para combatir el frío:
Cuando los receptores de la piel detectan que la temperatura de la sangre baja, el cuerpo reacciona de dos formas:
1- Conservando el calor corporal:
-Crea una vasoconstricción de los vasos sanguíneos periféricos. La sangre será desviada hacia la parte central del cuerpo para disminuir la pérdida de calor por radiación y ayudar a mantener los órganos vitales a la temperatura adecuada.
-Eriza el vello de la piel para retener calor, lo que evita la pérdida por convención (explicado en el post anterior).
2-Comienza a producir calor:
-Estimula el metabolismo, sube nuestra frecuencia cardíaca. La grasa parda (brown fat) se pone en funcionamiento. Es un tipo de tejido adiposo que posee una gran capacidad de metabolizar la grasa corporal.
-Produce escalofríos: contracciones musculares que van acompañadas de una liberación importante de calor. Es nuestro principal mecanismo para producir calor.
Consideraciones a tener en cuenta con respecto al entrenamiento:
Para poder conservar el máximo tiempo tu temperatura corporal:
El Calentamiento previo debe ser más prolongado de lo habitual: para optimizar que la sangre llegue a todos los músculos y reducir el riesgo de lesión.
Elige correctamente las características de tu ropa y calzado: membranas impermeables (goretex), prendas que te protejan del viento y tejidos que evacuen rápidamente el sudor son características imprescindibles para poder disfrutar de la actividad. Debes asegurarte de cerrar bien las prendas a la altura de la muñeca, el cuello y los tobillos para evitar pérdidas de calor y conservar la destreza manual.
El frío extremo repercute negativamente en nuestras vías respiratorias, puede producirnos broncoespasmo. Para prevenir esto puede ser interesante que utilices una mascarilla siempre y cuando no altere tu respiración.
Debes saber que el agua nos enfría más rápido que el aire, una estrategia que utilizan nadadores de ultradistancia es untar su piel con una gruesa capa de grasa para mejorar su aislamiento. Es importante proteger bien nuestra cabeza, el enfriamiento rápido puede hacernos hiperventilar y hacer que nuestro rendimiento decaiga.
Aunque creamos lo contrario podemos deshidratarnos, porque no nos apetece beber, o no lo sentimos al estar sumergidos. Ingerir infusiones calientes es una buena opción.
La exposición al frío nos provoca un incremento del ritmo cardiaco y la presión sanguínea. Nuestra conducción nerviosa se vuelve más lenta, esto nos hace ser más torpes y menos coordinados.

Una vez finalicemos la actividad, la recuperación debe efectuarse en un clima ás cálido. Es el momento en que eres más vulnerable al frío porque es probable que el espeso de tu pliegue cutáneo sea bajo. Para un rápido recalentamiento se recomienda una inmersión en agua caliente, usar aire caliente o mantas térmicas y tomar bebidas calientes.
¿Es posible aclimatarse al frio?
La aclimatización a las condiciones de frio parece bastante limitada, sin embargo si que se han demostrado algunas adaptaciones al respecto:
-Disminución del umbral del escalofrío, es decir la temperatura de la piel a la cual el escalofrío se desencadenará (evita que el organismo se agote tiritando)
-Aumento de la circulación sanguínea periférica para mantener las extremidades calientes.
-Disminución de reacciones subjetivas adversas.
-Menos incremento de la frecuencia cardíaca y la presión arterial sistémica mediante una exposición repetida de las manos al frio.
Existe una metodología de adaptación al frío que lleva el nombre de su creador: Método Wim Hof. Se basa en la exposición progresiva al frío, el trabajo de la respiración en condiciones adversas y la práctica del yoga. Este método cuenta con una cierta evidencia científica, y demuestra la posibilidad de control voluntario del sistema inmune a través de técnicas de respiración.

Conclusión:
Los mecanismos de control de la temperatura del cuerpo están más desarrollados para combatir el calor que el frío. Tal y como vimos en nuestro primer post, contamos con múltiples mecanismos para prevenir la hipertermia como la radiación, la convención y la conducción. Sin embargo nos encontramos limitados a la hora de producir calor ya que nuestro cuerpo solo cuenta con los escalofríos.
Bibliografía:
Billat, V. (2002) “Fisiología y metodología del entrenamiento” .Paidotribo, 117-128.
Mujika, I. (2012) “Endurance Training: Science and practice” .Iñigo Mujica, 257-267.
Tortora, G., Derrickson, B. (2006) “Principios de anatomía y fisiología” .Panamericana, 982-986.
Williams, M.H. (2006) “Nutrición para la salud, condición física y deporte”. McGrawHill, 340-369.
Win, H. De Joen, K. (2017) “El poder del frío”. Obelisco.
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